A DIFFERENT DAY


Pudo ser un día diferente, pero el destino quiso que fuera como siempre. Quedé con Piti a las 9:00 y llegó a las 10:00, y es que este muchacho no tiene remedio. Sin embargo el Dios Linux se alió conmigo y no se dejaba instalar en mi portátil, así que, manos a la obra y a relajarse con mi nueva tecnología. El olor de mi Té rojo con trozos de fruta me facilitaban la labor de la espera, evocando lo que en un futuro, sin ninguna duda me traerá hermosos recuerdos de mi hija siendo un bebe corriendo con su patinete por el pasillo de mi casa. Así entre pensamientos sin orden y, los ordenados llegó el sonido que me llevaría dos minutos después a encontrarme sentado junto a Piti en su nuevo coche.

Por fin. Llegó el día en el que mi gran amigo hizo el primer intento en varios años de recuperar su faceta caminante y afrontar el reto de salir a lo desconocido, no tanto por el lugar elegido si no por lo que su compañero le haría sufrir, jeje!!

Nos embarcamos pues hacia nuestro destino preferido: La Pedriza, ese lugar mágico, tan cargado de recuerdos, tantas noches durmiendo por allí, tantas charlas en la oscuridad y con la única visión del lejano Madrid, tantas aventuras… Pero por el camino la conversación se vio marcada por la adquisición del nuevo coche. La verdad es que me alegro mucho de que vaya tan bien el “vinículo” ya que fui yo el que enchufé la maquinita y juzgué si estaba bien o no.

Pronto llegamos a Manzanares, pero tuvimos que hacer una parada táctica en el supermercado. Compramos víveres para sobrevivir a nuestra caminata, vamos: jamón y pan. No hubo tiempo de café ya estábamos en tiempo de descuento y las nubes amenazaban cierta cantidad de agua. Pensamos que deberíamos darnos cierta prisa si queríamos subir al Yelmo y estar en casa para tomarnos unas cañas con Mari Jose a la tarde.

Piti se sorprendió que no dieran bolsas de basura a la entrada de la Pedriza, como antaño. Y aquí empezó todo, que si la crisis, que si los políticos, que si los verdes, los rojos, los azules…Aparcamos el coche y empezamos a caminar con muchas palabras y poco peso, con lo que la ligereza nos llevó pronto hacia el Tolmo




La lucha sindical marcó nuestro camino hacia el Tolmo, tal fue el emborrachamiento de la conversación, que de pronto nos dimos cuenta de que habíamos perdido el camino para llegar al Tolmo. Evidentemente, nuestra sabiduría pedrizera hizo que recuperaramos el camino rápidamente, para de nuevo dedicar unos minutos al modelo asambleario y sus ventajas e inconvenientes. Hasta aquí se llegó a una conclusión lamentable: "ni agradecido ni pagado", pero Piti necesitaba un pequeño respiro y, admirar el Tolmo siempre es agradable, esas paredes imposibles que tantas veces he visto escalar a compañeros y que yo mismo he intentado en alguna ocasión, uhmm!! esto me recuerda que tengo que comprame unos gatos. Mirando alrededor visito el Hueso, y recuerdo la escalada con Ramón, jeje!! gran aventura, el Platillo Volante con sus "chapas recuperables" y como no, el omnipresente Pájaro. Establecemos una discusión acerca de la ubicación de la Cueva de la Mora, pared que también escalé en su día (recuerdo lo dura que fue la subida hasta el comienzo), y que nos lleva a sacar el mapa de cordal. Finalmente tengo que dar la razón a mi compi, pero visualizo en el mapa un camino por el que nunca he subido al Yelmo: el camino de la Maza. Este camino nos llevaría a la cara norte del Yelmo junto a Pan de Kilo.

Dicho y hecho, nos ponemos en marcha para afrontar un camino de un desnivel acumulado interesante. Pronto empezamos a acumular desnivel y aquí tenemos el claro ejemplo del frikismo pedrizero: Piti y su Gps, jeje!! Erasé un hombre a su Gps pegado, que obsesión, si el camino no tiene pérdida: tó pa´rriba!!! 









El desnivel que teníamos que salvar hacía que el camino se complicara en ocasiones, como muestra la siguiente instantánea, pero la vista merecía la pena. 






Como era de esperar nuestra conversación derivó a la situación política actual, la aceptación sin rechistar de una ideología neoliberal, por parte de aquellos que pensando que permaneciendo al margen de todo se salvarán de la quema, pensando que la ignorancia les facilitará el camino a la luz. 


Hablando de los políticos adeptos a esta ideología y como si de una señal divina fuera apareció ante nosotros uno de los habitantes pedriceros más peligrosos: la víbora. Nos miró relajadamente, no tenía prisa en irse ni en esconderse, llegué a pensar que más tarde o más temprano y con un sonoro "pluff" se aparecería ante nosotros Esperancita o Luci, como si de un comic de Mortadelo se tratara, jejeje!!. Sin embargo, cuando fui a sacar la cámara para hacerla fotos, la escurridiza se marchó arrastrándose entre la jara y las piedras.

Con esta aparición la caminata se animó un poco y un par de metros más arriba paramos a beber algo de agua y admirar el fabuloso paisaje que nos brindaba la subida a la Maza. 








Comentábamos que nunca habíamos hecho la subida al Yelmo por esta ruta, sin embargo y ahora que escribo estas palabras recuerdo haber subido en alguna ocasión por este camino, pero no consigo averiguar con quien y en qué momento. 

De vuelta a las visiones casi evangélicas; la Maza se aproximaba a nuestras vidas. Una enorme mole de piedra se dejaba ver como una masa amorfa y extraplomada de dificultosa escalada. Piti seguía con su obsesivo Gps y su llegada al collado que le salvaría de esta subida infernal. Mientras tanto nuestra conversación había dado unos cuantos giros y nos planteábamos si el Tolmo se desprendería de esta ladera o de la ladera contraria, ambos coincidimos que seguramente fue por de la ladera por la que ascendíamos, lo que sin duda y en nuestro inconsciente más profundo nos hacía preguntarnos porqué estar en este lado y no en el contrario.

Habíamos pasado de la jara inicial, a una zona de paso entre rocas con trepadilla y ahora estábamos en una especie de páramo en donde se adivinaba la llegada del collado que nos llevaría a la norte del Yelmo, y cuando de pronto miramos hacia atrás entendimos el significado de La Maza. Esta magnífica mole se alzó ante nuestros ojos como si fuera una revelación angelical. Hacía tiempo que una simple piedra no me comunicaba tantas cosas.








De forma sorprendente el tiempo aguantaba y nosotros avanzábamos (también de forma sorprendente, jeje!!), hasta que sin previo aviso apareció ante nosotros la cara norte del Yelmo con su grieta, fabulosa trepada que nos conduciría de forma directa a la famosa y, muy concurrida chimenea que nos dará acceso a la cumbre del Yelmo, que tantas veces hemos subido. 








Una vez en la chimenea nos encontramos con una pareja que quería subir, aunque la chica tenía sus dudas se mostraba valiente, pero una vez más la valentía no sirve en la montaña, y es más fácil utilizar la cabeza adecuadamente. Finalmente tuvimos que ayudarla en la salida de la chimenea porque estaba "celebralmente" atascada y su chico la había dejado allí, y es que algunos no aprenderán nunca que la montaña es diversión y quien no se divierte, nunca subirá (por muchas fotos-cumbre que coleccione). 
En la chimenea Piti tuvo algún momento de apuros, porque sufrió una contractura muscular en el cuadriceps al realizar un mal movimiento debido principalmente a la elevación de su peso, jeje!! Y es que el chaval, ya no es un jovencito delgaducho y esquelético como algunos le conocimos, es un señor con canas y un poco de barriguilla que ha prometido quitarse a base de subir montañas como en sus mejores  tiempos. Y desde aquí, ya le digo que le acompañaré en alguna sin dudarlo.




Por fin llegamos a la cumbre, y la mirada sin querer se va hacia Madrid, esa urbe que nos enloquece y que hoy parece lejana. Sin embargo los ecos de la ciudad invaden Manzanares y podemos observar con gran tristeza como los chalets van invadiendo cada día un poco más de nuestra querida Pedriza. Ante estos comentarios y con la tristeza de las gestiones políticas que nos han llevado a este desastre como comentario de cumbre, observamos a los buitres volar en dirección al Pájaro, mientras escuchamos el fabuloso tintineo de las cintas express que se acerca hacia nosotros cada vez más nítido. Suave tintineo que a mi me traslada a la escalada en "adherencia" con grandes amigos, a la repetida Higinios, a la bonita Caballo Blanco, a la Valkiria y a su destrepe por la Valentina. Creo que más tarde o más temprano retomaré esta magnifica actividad que tanto me dio, amigos, sueños, sacrificio...y descubrimiento de mi intimidad más oculta. 

Hicimos foto cumbre y bajamos a la pradera del Yelmo a comer.



Llegados a la pradera, sacamos nuestro pan, nuestro jamón y la ensaladilla del Piti a la que dimos buena cuenta. Mientras comíamos retomamos la conversación política, pero de reojillo mirábamos la pared sur y a sus "muñecos" escaladores que llenaban su espacio. Abandonamos la pradera, dirección a Cantocochino bajando por la normal (hacia Gran Cañada-Cancho de los Brezos) no sin antes reconocernos en voz alta 20 años atrás hablando de los mismos temas (política, sexo, religión...) acurrucados en nuestros sacos de dormir bajo las piedras que nos daban cobijo por esa noche. Y es que amigos ha llovido mucho desde que Piti y yo salimos por primera vez a la Pedriza, aún recuerdo con gran nitidez mi primer día de escalada y la sensación de vértigo a lo desconocido, ese nerviosismo que me vuelve más inquieto si cabe, uhmmm!! que divertido!! que de años!!

Finalmente llegamos a Cantocochino donde mirando hacia el Pájaro disfrutamos de nuevo de un gran paisaje, pero esta vez con un café caliente entre nuestras manos. Hacemos resumen y valoramos de forma muy positiva nuestro gran día. Ahora toca irse que nos esperan para ir a tomar unas cervezas. 


Saludos pa´tos

Tony

EL TIEMPO DE LA VIDA


Se comenta que para todo hay un tiempo en la vida. Yo no soy de esa opinión, porque siempre me falta tiempo. Sin embargo, a veces tengo algo de tiempo para, con cierta nitidez, elegir una u otra cosa. Y es así como en vez de irme a Carpio del Rio (qué lugar!!) a correr y correr, como si no tuviera tiempo que desperdiciar, elegí salir con dos buenos amigos a cumplir con la nueva profesión de bloguero que me he impuesto, hacer buenas fotos y hablar, lo que se pueda, mientras subimos mis puertos preferidos de la sierra madrileña.
El día despierta temprano, por no variar, el lugar de encuentro es Cercedilla, allí estarán Miguel y Guillermo, entre otras 1000 personas más, jeje!! Aquello parece la Gran Vía en una tarde de sábado. Hubo recuerdos para aquellos que estaban en Carpio y para los que estaban en La Imperial, pero sobretodo para los afortunados de la Euskadi Extrem, este año la iban a disfrutar enormemente, aunque como bien decía Guillermo, el barro también tiene su encanto.
Guillermo aparece con el mando de la suspensión bloqueado, primera dificultad del día. Al final, un poco de aquí, un poco de allá y plas!! arreglado (nota: si a alguien le pasa que pregunté por mi, cobro barato, jeje!!) Bueno… empezamos!! La subida a la Fuenfría por el camino (viniendo de Los Molinos a la izquierda) es relativamente fácil e invita a hablar, sin embargo siempre hay un repecho lleno de raíces, y siempre tiene que haber un listo que intenta subirlo por el lado que no es, y esta vez mi zona tibial (la del listo) lleva un bonito recuerdo impreso en forma de pedal. Hablamos sobre la vida y la muerte, y la estrecha línea que las une, sin adornos ni florituras. Sacamos mi cámara y nos hacemos la primera foto Bloguer, jeje!!


Empezamos la ascensión al alto de la Fuenfría por la carretera de la República entre cartuchos de tinta de impresora y cámaras de vídeo del Deal Extreme, para pasar a hablar de mi monotema, la educación madrileña, aunque gracias a este par de pillos, rápidamente fue redirigido a competiciones y bicicletas. Desde allí y siguiendo las flechas amarillas del Camino de Santiago llegamos a Fuente la Reina, bajando por un camino inédito para mi y que Miguel nos guió con gracilidad, jeje!! Repusimos los pocos líquidos gastados, porque aunque sin frío, el fresco serrano se hacía notar y la verdad tampoco habíamos gastado tanto, aunque si fuera por la lengua…

En fin, seguimos ruta bajando hasta cortar el camino que sube desde Valsain hasta el embalse de Revenga, encontrándonos con un bonito pasadizo de árboles recién cortados.

 


Abandonamos el camino y giramos a la derecha para afrontar el sendero que nos llevará al embalse, llegando a la primera de las 1000 vallas que tendremos que abrir en este día.




Continuamos el descenso, y giramos bruscamente para adentrarnos de lleno a una trialera que nos depositará en el parking del embalse, no sin antes ver un cervatillo. Llegados al embalse continuamos por el puente que ninguno de nosotros se atreve a saltar, dado que tenemos cierto aprecio a nuestras bicis, cuerpos y sobre todo a nuestras super-ruedas ultra ligeras, jeje!! Comienza una subida por camino de piedras “moviditas” que pasamos sin muchos problemas, pero que nos lleva al “extrarepecho” del dia. Una subida en la que la bici casi vuelca hacia atrás, jeje!! pero que algunos, y sólo algunos, ejem!! ejem!! suben sin problemas, mientras otrossssss se van hacia la derecha evitando así que el corazón suba de revoluciones.


Es en este punto donde se entra en un falso llano que se hace un poco extraño, ya que el suelo que pisamos, es una especie de césped seco, que impide que nuestras bicis se muevan con cierta agilidad. Es por eso que en el especial argot de Miguel este suelo recibe el nombre de Velcro, jeje!! Sin embargo, la vista que teníamos a nuestra izquierda era meritoria de una foto. Estamos en la cara norte de la sierra, hemos pasado al lado segoviano y desde aquí se puede observar perfectamente la silueta de “la mujer muerta”. 





Seguimos ascendiendo por el llano, y yo me pregunto, ¿esto se puede hacer (ascender un llano)?, no sé pero el caso es que subimos. Por el camino se cruzó un zorro, hoy tenemos el día de los animalitos, ¿será que está de Dios?. Y por fin llegamos a la fuente de “Paco”, repleta de caballos correteando de un lado para otro, uhmm!! cuanto habría disfrutado Ramón. Allí descubro que mi superbocata de ruta de amigos, compuesto de membrillo con jamón serrano acaba de reventarse en mi maillot, poniendo el móvil perdidito de membrillo (con él hacía las fotos), tantas señales divinas tenían que significar algo, jeje!!. Me tomé cierto tiempo para limpiarle, a lametazos, por supuesto, y aunque me esforcé, mi lengua no está preparada para ciertos menesteres. Aunque finalmente el resultado fue aceptable en cuanto al objetivo se refiere, cada vez que tocaba el móvil se me pegaba el guante. 




Después de la detallada explicación sobre “Street Marketing” de Guillermo, enfilamos el segundo puerto serio del día: Pasapán. Un puerto que se sube bien pero que tiene fuertes repechos. No obstante nos mantuvimos juntos y seguimos hablando de nuestras cosas como cotorras sin prisa. Esta vez tocó hablar de la próxima ruta que realizaremos a la Sierra de Cazorla. Sin embargo, Miguel se empezó a descolgar, momento en el cual le recordé que el alpinismo le mermaba sus fuerzas bicicleteras,  le comenté que era una lástima que no tuviera la cuerda de escalada para poder remolcarle, jeje!! Ahora bien, se encargó de recordarme que ya le pediría yo la cuerda a él cuando estemos en la Chamonix- Zermat,  que mamón gracioso!!  Entre sonrisas y conversaciones se nos pasa el puerto empezando la bajada que nos llevará al embalse del Vado de las Cabras.



 


La bajada, para quien no la conozca, tiene su encanto. Tiene mucha pendiente y en estos momentos el campo está demasiado seco, lo que hace que las piedras se muevan con facilidad y que la tierra se convierta en una superficie donde la rueda trasera derrapa con lujuria J Sin embargo, nosotros, chicos avezados en estas lides, bajamos sin ninguna dificultad, aunque con el culito bien fuera.

 






Giro a la izquierda y a buscar la subida por Marichiva, último rescoldo de la mañana. Mientras aprovecho para hacer unas fotillos de los compañeros. La verdad es que esta profesión de bloguero empieza a cansarme.
 

 






Llegamos a la desviación de Marichiva y comenzamos la ascensión, rápidamente me doy cuenta de que faltan piedras en el camino, de que las raíces han desaparecido, de que el camino es más ancho, de que faltan árboles, de que han quitado las roderas…Sres. les presento la ecología madrileña en acción!! No quiero comentar más al respecto.

Subido Marichiva, sin bajar de la bici (¡!sin raíces ni piedras es fácil!! ) llegamos al cruce con la carretera de la República
 


La bajada fue lenta y tranquila, salvo un calentón en la pequeña subida que hay hacia el Mirador de Vicente Aleixandre (si es que Guillermo me provocó, yo no quería, jeje!!)

 Llegada al coche sin más novedades y día cuasi-perfecto en la sierra con los colegas bicicleteros, donde hoy no importaba ni los kilómetros ni el tiempo, y siempre hace ilusión que la ruta haya gustado tanto.

Saludos pa´tos

Tony