EL CAMINO IMPERFECTO
Las 7:45, suena el despertador.
El frío del agua en mi rostro hace que mis felices sueños se desvanezcan de
golpe. Hoy toca una ruta extra-divertida según me ha prometido Agus, empiezo a
soñar de nuevo.
A las 8:30 estoy en el coche y,
camino del bar de Navacerrada donde hemos quedado. Por fin empiezo a retomar
las buenas costumbres de tomar un café mientras charlas con tus colegas de ruta
sobre como esta semana NO has podido entrenar (nadie entrena!!), o lo bien, o lo
mal que te va la vida.
Las 9:30, llega Agus, que grande mi compi. Después de charlar un ratillo, nos
desplazamos a becerril donde empezaba la ruta. Parece ser que la ruta va a ser
de esas que “prometen”, senderos y más senderos, 40 Km y 1200 metros de
desnivel a salvar. El frío es soportable y no parece que sea nuestro problema
principal del día. Nuestras máquinas a punto y empezamos a rodar, las 10:10.
Un sendero revoltoso con piedras
dispuestas a ser saltadas nos dan los “buenos días” mientras pasamos por encima como diablos que
tienen prisa por llegar a no se sabe donde. Pero como bien sabemos, después de
estos momentos alegres y divertidos, llegan otros algo peores, y un sendero que
se encaramaba a la montaña nos propone que subamos por él. Nuestras burras, obedientes,
no les queda más remedio que escalar a ritmo tortuguero por el sinuoso camino. Ya en lo alto, Agus me
dice que “ahora bajamos el DH”, ignorante de mi pregunto, “¿el DH?, porque se
llama así?” la contestación era obvia Down Hill, y todo para abajoooooooohhhh!!!!
¡¡Qué divertido!! Por fin llegamos a Moralzarzal, debemos llevar 1000 emociones
y 5 kilómetros.
Ahora toca pista relativamente
ancha, pero no exenta de afiladas piedras, que como recuerda Agus, dejaron un
bonito recuerdo a Alfredo imposibilitando la participación de alguna prueba del
Open, y es que como diría mi madre, y una madre siempre tiene razón: “es que sólo
os gusta el peligro”, jeje!! Besos mama!!
Pasado esa parte de pedrolos,
llegamos a Alpedrete por una durísima ascensión “senderil” de piedras rotas, y
desde ahí por un polígono industrial hasta Collado Mediano donde, cruzando la carretera
que lleva al puerto, comenzamos la ascensión
por un camino a media ladera en dirección a Navacerrada. De pronto me vi
trasladado como por arte de magia a los senderos de la Casa de Campo, y alli
estaba, serpenteando entre pinos detrás de Agus que me llevaba ligerito. Mi pensamiento iba y venía entre árbol y árbol dedicado a todos aquellos que recorren a toda velocidad las pistas o la carretera para ganar media hora al crono de el Soplao, sin ser muy conscientes de lo que se pierden en cada pedalada, quizás hayan perdido en alguna el espíritu de aventura, emoción y riesgo del MTB.
De nuevo a cruzar la carretera y
ahora tocaba una subida interesante por una pista del Canal de Isabel II, que
nos llevaría a…ningún lado!! simplemente la subimos para bajar una
super-trialera que tardamos en bajarla 2 intensos minutos, pero que gran bajada!!,
de esas que sientes como te inyectan la adrenalina a litros. La trialera se
acaba y notas como tu energía disminuye casi de golpe. Empezamos a subir de nuevo la misma pista para retomar otra que nos
habíamos dejado. Esta vez, paramos para hacernos una foto, porque llevábamos
todo el día diciéndolo pero no haciéndolo, así que paramos a comer unos higos y
a observar esta maravillosa vista
Pronto
dejamos la pista para subir por un maravilloso sendero de tierra suelta que no agradó
en demasía a mi rueda medio desgastada y que de por sí, la tracción no es su
fuerte. Esto implicó bajarse y por tanto más fotos, jeje!!
El camino serpenteaba y subía, el
paisaje era espectacular. Frente a nosotros teníamos Fuenfría, Siete Picos, Pasapán,
Montón de Trigo, La Peñota, Abantos… y en un lateral de nuestra vista, algo
lejos, se podía ver La Maliciosa, y a sus pies nuestro objetivo: Becerril. Ahí
tomé conciencia de lo divertida y lo dura que era la ruta.
La bajada hacia el embalse de
Navacerrada la hicimos por una trialera donde nos “inflamos” a fotos, para
recordar nuestro paso por aquí. Bajada rápida y divertida con pequeñas piedras
y sin muchos sobresaltos, salvo algún que otro pedrolo por el camino.
Llegamos al embalse. El camino continuaba
rodeando el embalse hasta llegar a su extremo oriental, donde tras una fuerte
subida empezamos a bajar lo que Agus denominaba “la trialera de bajada del Open
de Becerril”, un sendero no exento de dificultad pero que Agus y yo sorteamos
con gran habilidad como corresponde a dos expertos en estas lides,
jejejejeje!!!
Tras la bajada del sendero
llegamos al “placón” que bajamos sin pena ni gloria, para llegar a Becerril y
volver a subir hasta el embalse de Navacerrada para retomar de nuevo la fuerte
subida y bajar ahora por otro sendero encajonado en una rodera en la que estuve
a punto de caerme por un par de ocasiones.
Finalmente llegamos a Becerril y
de ahí al punto de partida, cerrando un camino circular lleno de maravillosas “imperfecciones”,
acompañado de un grande del ciclismo, Agus.
Saludos pa´tos
Tony
Tenía esta crónica pendiente en mi cabeza y ha sido casi lo primero que he leído en el día de hoy. No me ha defraudado, claro. Qué gran narrador hemos ganado con la apertura de tu blog. Respecto a la ruta, de las que se llaman intensas y disfrutonas.
ResponderEliminarGrandes fotos, grande Tony...
Esta ruta tenemos que repetirla tú y yo, ya verás como te diviertes de lo lindo y decides abandonar la flaca de una vez, jeje!!
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