Ya
llovió y mucho, desde aquella primera vez que decidí afrontar una
“bicicletada” de larga distancia. Recuerdo aquello como una aventura a
lo desconocido, algo que no sabía si culminaría con éxito, el calor de
las Bardenas y el empuje de los compañeros, me llevó hasta la meta, no
sólo una vez si no varias veces, hasta que conseguí estar entre los 100
primeros. Sin embargo, si tengo que quedarme con un recuerdo, me quedo
con la cara de emoción de mi cuasi-hermano Jorge, la expresión del
logro, la alegría de conseguir lo planeado, la sorpresa del sueño
conseguido. Hace tiempo que no veo esas expresiones en los rostros de
mis compañeros, ni en el mío mismo, sin embargo esta vez y a falta de 3
Km para llegar a Pla de Beret pude sentir esa sensación de lo bien
hecho, del reto conseguido, del disfrute personal más allá del crono.
Por un momento, volví a deslizarme por el Escornacabras (peligroso fuera
de pista) junto a Lucas, mientras mis piernas aceleraban los pedales
como si no fueran con ellas. Los 200 Km recorridos hasta el momento, y
los 6650m de desnivel positivo se recompensaban con mi imaginación
bajando el “tubo nere”, saltando entre bañera y bañera. Imagino que mi
cara debía reflejar la mezcla entre el cansancio y la alegría, la
emoción de terminar aquello que uno se propone. Atrás quedaron horas de
entrenar y por delante aún una trialera más, la última que me conduciría
a ser uno de esos afortunados que terminan la Pedals de Foc Non Stop
modalidad Oro.
Fruta,
algo de embutido, tostadas y un café, buen desayuno para ser las 4 de
la madrugada. Atrás quedó un día de risas y recuerdos compartidos con
mis tres fabulosos compañeros, Jorge Isla, Miguel Galán y Agustín
Pedroso.
Las
5 de la mañana y…empieza la Pedals!! 600m de desnivel en 10 km para
gastar el desayuno fue el recibimiento de esta magnífica carrera. En una
hora de confusos jadeos nocturnos llegamos al túnel de Vielha. Ya en el
túnel, tuvimos un respiro y empezamos a hablar, de hablar se empezó a
reir y llegó un momento que como decía Agus “dentro de unos 100 km no
nos reiremos tanto”. Como podréis leer todo fue relajado, trabajoso,
pero relajado, desde el primer momento el objetivo fue disfrutar y
terminar. Jorge decidió hacer unos videos dentro del túnel y sacar unas
fotillos, ese era el plan del día.
Desde
el túnel se inicia una bajada-llaneo por todo el valle, fotos en la
cascada, ahora tú, luego yo, espera que paso, en fin tranquilidad y
relajación, hacía tiempo que no me tomaba una “carrera” como si fuera un
paseo dominguero con mis vecinos. En el fondo sabíamos que en algún
momento esto tendría que cambiar y sería a peor, sin duda.
Primer
avituallamiento en Vilaller y todos juntos, esto es fantástico. Ya era
de día, la temperatura estupenda, el paisaje prometedor, las sensaciones
buenas y aún seguíamos charlando como si esto no fuera con nosotros.
Dos kilómetros más allá entramos en la Vall de Boi, subimos nuestros
metrillos de desnivel (Coll Serreres), y tengo que parar a quitarme el
chaleco, el calor empieza a aumentar. En la subida hablamos con el
organizador de Pedals de Cister, nos cuenta que todas las Pedals se
unirán para formar una gran competición, donde puedes participar en una o
en todas las Pedals y puntuar. Buena idea. Empieza una bajada preciosa,
llena de barro, donde me tiran dos participantes que las bajadas no
eran lo suyo, jeje!!. A partir de ese momento mi guante izquierdo rezuma
cierto olor apestoso que me acompañará toda la carrera. Galan toma el
mando de la cámara de fotos y nos hace un recital bajando entre las
piedras, por un sendero por el que asomaba tímidamente el sol, eran las
8:00 de la mañana y llevábamos 40 km, jeje!! esto promete!! Jorge y yo
nos adelantamos un poco y empieza una bajada por un sendero lleno de
escaleras. Esta oportunidad no se puede perder, así que saco el móvil y
empiezo a hacer fotos de Jorge bajando. Al terminar la bajada empieza la
subida al Coll de San Salvador y ya la bajada nos lleva al
avituallamiento de Gotarta. Estamos en el kilómetro 56 y son las 9:35,
mi GPS está descolgado de su sitio y me dedico a poner nuevas bridas de
sujeción, mientras Jorge aproxima sus pastillas traseras, ya que lleva
casi 10 km sin freno trasero.
Llegados a este punto Galán y Agus ya no están con nosotros, se han quedado cortados en la bajada de las escaleras y ya no nos recuperaran en toda la carrera. Por otro lado nosotros decidimos seguir y no esperar, ya que aún nos quedaba mucho por hacer y nuestros compis se pararían en el Km 150, mientras que nosotros seguiríamos. Sin embargo tenemos un sabor agridulce y cada rato nos acordamos de ellos, pensando si estarán cerca. La verdad es que los días previos a la Pedals fueron estupendos junto a este magnífico grupo.
En estas alturas ya habíamos bajado por senderos, trialeras, escaleras, en fin una ruta de Mountain Bike de las de verdad, y así lo ibamos comentando, que ya estabamos hartos de tanto Soplao, Ronda y demás lindeces para “carreteros”. Y con estos comentarios como referente y con las peripecias de algunos compañeros de trabajo de Jorge como fondo de nuestro buen humor nos metimos entre pecho y espalda el Coll de Sas y el Coll de Sant Pere, en el que tuve que aguantar a Jorge repitiendo una y mil veces que esas piedras sueltas son un asco para subir, jeje!! y así hasta el avituallamiento del kilómetro 85 donde llegamos a las 11:54. Lo vivido hasta entonces ya vale su peso en oro, pero lo que nos queda es sorprendente, y desde luego no nos importa el crono, como podreis observar, jeje!!
Arrancamos del avituallamiento subiendo, como no, y luego una bajadita. Atravesamos una zona parecida a cráteres lunares, marcada en el road book como “ojo pérdida posible”, estamos en el kilómetro 91. Empezamos una pequeña bajada y luego nos enfrentamos al famoso Coll d´Oli. Fotos y videos para una zona preciosa. Cuando nos queremos dar cuenta a nuestro ritmo “tortuga” hemos llegado al alto del Collado y empezamos a descender. Como buenos Bikers, digan lo que digan, nosotros no nos vamos a bajar de nuestras bicis, así que afrontamos una señora trialera que me hace dar con mis huesos dos veces en el suelo. No vayais a pensar que Jorge por el hecho de bajar mejor que yo se salvó, jeje!! Fue recibido con los brazos abiertos sobre una gran piedra cuando una raiz le dijo “hola amigo”, jeje!! Terminamos vivos y sacamos mucho tiempo a los que bajaron andando, es decir, la mayoría. De ahí por pista y luego asfalto hasta la base del famoso Triador, pero no sin antes darse cuenta Jorge de que su disco delantero se había doblado de la caída anterior y le estaba impidiendo rodar. Así que, con el tronchacadenas en mano Jorgito arregló su disco como un gran campeón. Ya en la base del Triador, nos comimos un plato de pasta, bebimos bien de agua y decidimos afrontar la subida a una hora donde el calor apenas era importante, las 13.20, jeje!!
Recordaba
muy bien las palabras de Pablo y de Jesús, cuando me decían “hasta el
Triador tranquilo, luego si llegas bien ya apretarás”. Lo que ocurre es
que las ediciones en las que ellos partiparon eran distintas y las
bajadas le dejaban recuperar, desde hace dos años Probike ya no organiza
la Pedals de Foc y las bajadas os aseguro que no dejan recuperar todo
lo que tu quisieras, no obstante llegamos al Triador como nos dijeron;
como si no hubieramos montado en bici todavía, a pesar de nuestros 100
Km en las piernas. Al comenzar a subir, suena la risa de mi hija en el
móvil, qué ilusión!! Teresa me llama para preguntarme que tal me iba, fue
como energía extra que aproveché para subir este puerto. Por supuesto
tengo foto hablando por teléfono y subiendo el Triador, jeje!!.
El
triador fue el “rosario de la aurora” pasamos gente empujando la bici,
ciclistas que ya eran pasto de ovejas o carne de cañón, según se mire.
Nosotros seguíamos con nuestro “trote cochinero” escalando poquito a
poco. Paramos a hacer unas fotillos de este espectacular paisaje, y a
comer una barrita. Seguimos por la eterna pista que sube los 1200 metros
de desnivel positivo sin descanso, hasta llegar a divisar unas
magníficas vistas. Eran las 15:33 y habíamos vencido al Gigante Triador,
ahora sólo faltaban unos cuantos molinos más y Dulcinea sería nuestra!!
Llenamos
el estómago de chocolate, empanada y bocadillos de jamón york con
queso, nuestro bidones de agua, porque el Aquarius ya nos saturaba a
estas alturas, estiramos un poquito y empezamos de nuevo a rodar por una
larguísima cuerda de 15 kilómetros, en la que ascendemos el Coll de la
Portella y el Coll de la Creu de L´Eixol y, que nos conduciría hasta las
pistas de esqui de Espot en el valle del mismo nombre. Es
aquí donde nuestro buen amigo Joseba empieza a hacer trampas saltándose
las divertidísimas trialeras que bajan a Espot, para bajar por la pista
forestal, sin ninguna duda bastante más rápida. Nosotros bajamos por
trialeras, un tanto peculiares hasta llegar a Espot. Digo peculiares
porque cuesta encontrarlas y tenemos un par de pérdidas que nos hacen
aumentar nuestro dilatado tiempo. Al final llegamos a Espot y en nuestra
bajada hemos arrastrado a Joan que nos acompañará buena parte del
camino que nos resta. Cuando llegamos al avituallamiento estaba nuestro
“amigo” Joseba que nos indica que él ya lleva allí casi media hora.
Jorge y yo no sabemos si darle un guantazo o dejarle por ignorante.
Finalmente optamos por lo segundo ya que lo primero nos cansaría y
encima nos retrasaría, jeje!!
Estamos
en el kilómetro 150 y nuestros compañeros descansarán hasta mañana,
nosotros seguiremos y deprisa, porque empezamos a pensar que llegar al
corte de las 22:00 en Pla de Beret puede estar muy justo. Ahora
empezamos a pensar que quizás hayamos ido algo despacio, pero las fotos
que tenemos son un grandioso recuerdo. La salida de Espot es cortita
pero empinada, luego un pequeño sendero nos conducirá hasta otro, y así,
sendero tras sendero llegamos hasta la carretera de Bonaigua. Joan ha
venido con nosotros todo el rato. Jorge y yo nos reímos un buen rato y
nos duró hasta el día siguiente: según este personaje sólo entrenó unos
pocos días y en rutas de 15 kilómetros de longitud, su buen estado de
forma lo conseguía con la moto de trial, el cual era un gran aficionado.
Así que ya sabéis, en vez de entrenar con la flaca o con la gorda, iros
a montar en moto que os pondréis muy, pero que muy fuertes, jeje!! .
Entre sendero y sendero, Jorge nos da una muestra de su buen hacer
diciendo “como vea por delante a nuestro amigo Joseba le meto un palo en
los radios, jejeje”
Subimos
como si fuéramos a la Bonaigua, estamos en el Kilómetro 167 y Jorge
dice con desdén “aquí no pasan los kilómetros” y es verdad llevábamos
casi dos horas para 17 kilómetros más o menos llevables en
cuanto a desnivel, pero es que era sendero del sendero y, el tiempo
hacía mella en nosotros. Así llegamos al penúltimo avituallamiento en el
kilómetro 176. Qué sorpresa!! Había allí al menos 8 o 10 ciclistas.
Recuperamos energías y preguntamos por el corte de las 22:00, la
respuesta fue clara: “para que vais a correr, esperáis hasta las 22:00 y
bajáis por la carretera” nosotros argumentamos que no saldríamos en la
clasificación después de todo el esfuerzo, pero nos explicaron que no
era así: “esperas a las 22:00, bajas por la carretera y llegas antes que
los que bajan por la trialera, así que os conviene esperar” Nos miramos
y decidimos no ser gañán ni tramposo y terminar la Pedals que es lo que
hemos venido a hacer.
Nos
queda la subida a Montgarri, una subida de 600 metros en 15 kilómetros,
esta vez Jorge no me da cuartel y subimos a buen ritmo. A mitad de la
subida empiezo a sufrir un decaimiento psicológico y empiezo a no tener
ganas de nada, Jorge atento a este bache pregunta que como voy de
fuerzas, le contesto con toda la sinceridad del mundo: “como si no
hubiera montado” y es que no sé si el ritmo era excesivamente suave o es
que simplemente se dan pedaladas por inercia, sin saber si eres tú o es
otro el que va pedaleando, el caso es que “ni sientes ni padeces”, el
esfuerzo físico es superable pero las horas encima de la bici no te las
quita nadie. De todas formas, poquito a poco y con las ganas de terminar
fui superando la crisis y llegué al avituallamiento final, tan sólo
quedaban 4 Kilómetros de subida y estaría bajando. Empezamos a subir,
Jorge empezó a retrasarse y yo empecé a ver los telesillas en los que
cada invierno subo para deslizarme por las pistas de la estación de
esqui, aquello era terreno conocido y entró en mi una fiebre ciclista
que hizo que mis piernas se aceleraran, sin darme cuenta estaba en Pla
de Beret, tan sólo restaba la bajada, eran las 21:40, había pasado el
corte.
Un
ciclista venía detrás, pensaba que era Jorge, pero no fue así. Me dijo
que mi compañero se había parado y que estaba mal. Joder!! No me lo
puedo creer!! Que hago?? Bajo?? Le espero?? Y si no llega al corte?? Me
arrepentí de mi decisión 10 minutos más tarde, pero decidí bajar y no
esperar. Después de 200 kilómetros juntos, había hecho lo que nunca se
debe hacer, dejar a mi compañero. Sin embargo, pensé que llevaba GPS si
llegaba al corte no habría problemas. Diez minutos más tarde, mi móvil
empezó a sonar, afortunadamente le escuché, quizás porque no estaba a
gusto con mi decisión. Era Jorge, que absolutamente cabreado me
reprochaba mi actitud y me pidió que le indicara por donde continuar ya
que su GPS había “muerto”, eran las 21:50 . Tardó en llegar a mi lado 10
minutos y una llamada más, pero al fin juntos de nuevo. La bajada de la
trialera final fue una locura total, Jorge cabreado abría el camino,
derrapando en cada curva, yo le seguía como intentando disculparme de lo
hecho. Encendimos las luces, ya no se veía nada. Aún tuvimos tiempo
para una pequeña pérdida al coger el GR que nos conduciría a Arties.
Bajar de noche por esas trialeras os aseguro que no es nada fácil y más a
la velocidad que nos marcamos. Llegamos a la carretera que conduce a
Vielha y con una alegría enorme cruzamos la meta juntos a las 22:40, con
un total de 17 horas y 40 minutos para 220Km y 6650 metros de desnivel
positivo. Los puestos fueron el 97 y 98.
Como
era de esperar más de 10 personas entraron con menos tiempo que
nosotros, aunque nunca nos adelantaron, entre ellos estaba nuestro amigo
Joan (puesto 89) y afortunadamente no nos adelantó nuestro amigo
Joseba, aunque faltó muy poquito (12 minutos). En cualquier caso ellos
no terminaron la Pedals de Foc Non Stop Oro y nosotros sí.
Quiero aprovechar esta pequeña crónica para agradecer a todos aquellos que nos llamasteis en días anteriores e incluso en el día de la carrera, y a todos aquellos que os preocupasteis en darnos consejos de sabios.
Sin
ninguna duda ha sido la mejor ruta que he hecho en mi vida, un paisaje
de belleza sin igual y una compañía gratificante, antes, durante y
después de la carrera.
No quiero terminar sin felicitar a mis compañeros Galán y Agus, por terminar la ruta en tan buen tiempo y con tanta diversión.
El
año que viene ya tenemos proyecto aprobado para Tracks del Diable tres
semanas antes y por supuesto, volveremos, y esta vez intentaremos
esforzarnos algo más.
Gracias a todos por leer hasta aquí.
Saludos pa´tos
Tony
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