Queridos
amiguitos,
Hoy quiero
escribir desde la lejanía de la amargura, y con la cercanía de aquel que siente
la ausencia. Pero no lo hago para filosofear con el más allá, la muerte o la
vida, sino para que, si se puede, en estos momentos agrios podamos levantar una
sonrisa o elevar un “pedazo de cabrón!!”.
El sábado me
levanté casi como otro día cualquiera; tempranito, tempranito. Mientras me
engalanaba mis mejores vestimentas bicicleteras esperaba que el Sr. Sabido me
telefoneará para confirmarme su compañía. Pero no fue así. Desayuné mis
tostadas de rigor con mi té matutino, rellené mi Camelback con el Isostar, e
introduje las barritas de rigor junto con el preciado líquido de mis geles
energéticos. Antonio sigue sin llamar. Es hora de partir, pero…a donde??
Mientras bajaba a por mi jaca al trastero empecé a pensar en esta cuestión,
pero mi cuerpo se movía como un ente poseído por algún extraño personaje, que
aunque sin saber donde iba a ir esa mañana, se empeñaba en recoger los enseres
necesarios para la actividad.
Dicho y hecho,
estaba en el coche con mi Trek, reluciente, perfecta, ligera, dispuesta para
hacerme feliz una vez más. El Xsara, sabio conocedor de mis mejores caminos, me
llevo a la Pedriza. Sin
embargo, un impulso alocado e irrefrenable me hizo pasar de largo el cruce de
Manzanares para llegar hasta Miraflores.
Viajaba entre
versos de Fito, escuchando repetidamente la canción que comienza con “que tiene
tu veneno, que me quita la vida solo con un beso” y así llegué al parking de la
fuente de El Cura, donde como niñato tontorrón escuchaba la música mientras
sacaba la máquina de hacer arte.
Siguiendo los
sabios consejos de Tony (Luque), estudié la situación. A mi derecha un tipo
solitario con muchos pelos en las piernas y cara de tener muchos amigos. A mi
izquierda dos tipos sin pelos en las piernas y que miraban desafiantes mis
abultados cuadriceps (por no decir otros abultamientos, jajajaja!).
Evidentemente me preocupé por el que tenía muchos pelos en las piernas. A los dos "mal encarados" los
dejé salir como unos 4 minutos antes y, un par de
minutos al peligroso. No sé porque pero tenía más ganas de guerrear que nunca,
lástima que no estuvierais para haberme puesto en mi sitio.
Comencé la
subida a Morcuera, iba fuerte, muy fuerte. A un cuarto de subida vi a los dos
conejos, con sus orejitas gachas y sus caracoles en los radios, ufff!! cuanto
me animé!!. Me tomé mi tiempo, fui progresando, despacio, sin prisa, cuando me
sintieron en su espalda dije algo así como “qué tal??” cayeron 3 piñones menos,
la Trek se
retorció pero aguantó el envite, y como un endiablado loco subí unos 500 metros de recorrido.
Para cuando sentí el dolor en el pecho y la ausencia de aire, estaban muy
lejos. Todavía me quedaba otro, pero cual fue mi sorpresa que casi le tenia a
tiro, podía verle. Por supuesto les había pasado a los otros dos, sin embargo
no me calenté y esperé mi turno. La táctica; la misma. Silencio, paciencia,
maestría y algo de buen hacer, hasta que me pegué a su rueda como una lapa.
Intuía sus nervios, aceleraba, se medio paraba, tiraba…en definitiva: estaba
muerto. Esperé el mejor momento, una pequeña rampa que hay antes de la única
bajadita que tiene el puerto (por supuesto la conocía, jajaja!!). Plashhh!! los
piñones bajaron, mis gemelos se tensaron y mi Trek se disparó, las pulsaciones
subieron y subieron, pero sabía que podía contar con la bajada. Ya no volví a
verle en toda la mañana.
Abandoné la
pista forestal y me enfrasque en mi lucha personal contra el asfalto: curva,
contracurva, raya blanca y asfalto negro. No quería pensar. 55 minutos, por fin
arriba. Si en la carrera por parejas (Los 88) que corrí junto a Luque hubiera subido en ese tiempo…
Era pronto, no
estaba cansado, qué hacer? Me voy a Canencia. Bajo deprisa por la pista que lleva hasta casi el pueblo de Canencia y subo
por la parte trasera llegando a la carretera. Atravieso, repongo el agua y
empiezo a subir por la pista entre Canencia y Morcuera. Cuando llevo un
ratillo: coño!!, los “mal encarados” que
vienen en dirección contraria, pienso que han debido pinchar o romper algo, un
“alé ” sirve para despedirse.
De nuevo en
Morcuera tras una subida meteórica por el asfalto. Me lanzo por la pista como
si fuera mi última vez, siento como la rueda trasera rebota intentando
desmontarme, pero la fiereza de mi jaca se ve compensada por su nobleza. Llego
a la fuente de El Cura, paro el crono, 2 horas y 42 minutos. Unos críos se
interrogan al verme dentro de la fuente. Al mismo tiempo, una pareja de turistas
despistaos, les argumentan que esperaban que la fuente de El Cura fuera más
monumental, a lo que contestan que lo importante de una fuente es el agua, me
miran y dicen “no lo ve!!”. Sonrio y sigo con mi merecido baño.
Terminó el día.
Un día en el que me voy con una sonrisa y un buen recuerdo, sin embargo una
pregunta surge de mi mal trecho cerebro en aquel preciso instante. Sé que
muchos de vosotros podríais contestar. La pregunta es: ¿qué es el arte?. Angustiado llego a casa y
miro la definición en el diccionario de la Real Academia y
dice:
“Virtud,
disposición y habilidad para hacer algo”
Empiezo a sentir
un “no sé qué”, que recorre mi cuerpo, es como que siento en mi crecer algo
nuevo, diferente… distinto. Soy más grande, mejor, único…
Sigo
leyendo: “Manifestación de la actividad
humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que
interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros”.
Ahora si: el
sábado manifesté una actividad humana en la que expresé una visión personal y
desinteresada, interpreté los movimientos reales de mis compañeros de fatigas y
a veces imaginaba trazadas imposibles, utilicé recursos plásticos (estructura
modular tridimensional con un color metalizado y de dimensiones normalizadas
que se llama Bicicleta), lingüísticos o sonoros (supongo que aquí vale lo de
hablar consigo mismo, repetirse una y otra vez “con lo que me duelen las
piernas, que coño hago yo aquí” y sobre todo gritar, gritar mucho y casi por
todo, uhmm!! como me gusta!! ). En definitiva, y pese a quien pese y con el
permiso de Alfonso, gran compañero de caminatas “hasta morir”, debo deciros
que:
SOY UN ARTISTA !!!!!
además de un
prepotente, estúpido, niñato y demás adjetivos.
Bueno espero
que leyendo mi rutilla del sábado, sin importancia ninguna, hayáis pasado un
buen rato, que en definitiva era el objetivo y por supuesto que haya podido
levantar una sonrisa a Sabido que tanto lo necesita ahora.
Besos para
todos
Tony
P.D.:El dragón gira sobre si mismo